Las principales claves de la nueva ISO 37301 “Sistema de gestión de compliance”

El panorama de la normalización dentro del ámbito del Compliance se encuentra en constante evolución y adaptación a las diferentes necesidades del mercado. Partiendo de esta premisa surge la elaboración y desarrollo de la nueva ISO 37301 por parte del Comité Técnico ISO/TC 309 relativo al Gobierno de las Organizaciones, la cual anula y sustituye a su predecesora ISO 19600:2014.

El objetivo principal es ampliar el marco de la cultura ética y de cumplimiento a todos los aspectos de la organización, más allá de una parcela o ámbito normativo concreto. De esta manera, el Compliance se consolida como uno de los pilares base o cimientos sobre los que se construyen el resto de las líneas, directrices, obligaciones y compromisos por los que debe guiarse la organización en sus relaciones internas y externas para garantizar su futuro éxito en los mercados.

De hecho, la eficacia del propio sistema de gestión se encuentra supeditada al compromiso de la organización de implementar, desarrollar y mantener de forma continua el cumplimiento no solo de las obligaciones legales, sino también de los valores fundamentales éticos, las normas de buen gobierno, así como los estándares y mejores prácticas aceptadas a nivel nacional e internacional.

10 factores y beneficios de la ISO 37301

  1. Se trata de una ISO y, por tanto, de una norma cuyo ámbito de aplicación y reconocimiento se extiende a nivel internacional.
  2. Se configura como un estándar de Alto Nivel, compartiendo una estructura y esquema armonizado que permite su integración con el resto de los sistemas de gestión.
  3. Incluye el desglose de los requisitos para su implantación, así como una serie de anexos que sirven de guía y consulta.
  4. Potencia el desarrollo de un Sistema de Gestión de Compliance transversal, conforme a los distintos ámbitos y materias.
  5. Permite la confección de un sistema a medida conforme al principio de proporcionalidad, adaptando los requisitos y elementos mínimos exigidos por la norma a la realidad de la organización (tamaño, tipología, naturaleza, actividad, sector, etc.)
  6. Presenta un enfoque basado en el riesgo, contribuyendo así a la prevención y detección de posibles conductas y hechos irregulares o ilícitos que supondrían un detrimento o impacto negativo en la organización.
  7. En diversas materias legales supone una atenuación o incluso exención frente a una posible sanción, de forma que se constituye como una herramienta de defensa a valorar por tribunales y otros organismos regulatorios.
  8. Refuerza y profundiza en aspectos como los procesos de diligencia debida internos y externos, así como otros requisitos y pautas de esquemas previos.
  9. Supone una muestra del liderazgo y compromiso de la organización por el cumplimiento normativo, que contribuye a proteger y mejorar su funcionamiento e imagen, minimizando así los riesgos, daños o el impacto económico y reputacional.
  10. Aumenta las oportunidades de negocio y el éxito, generando mayor confianza en los mercados y entre las diferentes partes interesadas.

Jesica Hita

Auditora de Compliance y socia de ASCOM

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